Pink Floyd fue un grupo musical que comenzó a
existir a finales de los años sesenta con su primer disco “undergroung”. Su
música fue evolucionando desde el rock progresivo hasta el rock sinfónico.
En su vídeo musical “Another Brick on the Wall” este
grupo nos da una caricatura del sistema educativo de aquella época. En esta
época de la historia de la educación podemos ver como los profesores querían
hacer de todos los niños algo igual, los trataban a todos igual sin importar
sus capacidades o sus intereses, e incluso se burlaban de ellos si hacían algo
que no era lo meramente “normal”. Estos profesores eran disciplinados y a la
vez muy alejado de sus alumnos, y hasta cierto punto, en mi opinión, inhumanos.
El único objetivo de la escuela es que aprendieran a
leer, a escribir, y nociones básicas de geometría, aritmética y matemáticas.
Por ello se creó la concepción de la escuela como una fabrica en la que los
niños pasaban todos diferentes y con sus características individuales y salían
de esa cadena de producción como seres sin rostro, todos iguales y sin ninguna
diferencia entre ellos. E incluso se veía como se hacía carne para chorizo con los niños, algo que
representa la dureza de los profesores y el poco interés que tenían estos hacia
sus alumnos.
La canción afirma que ellos no necesitan ninguna
educación, ni ningún control del pensamiento. En mi opinión la educación en la
escuela es una de las cosas más importantes para la vida en general, sin
educación no puedes llegar a ningún sitio tanto académica, profesional o
socialmente. Pero claro, ellos no necesitan ni quieren ese tipo de educación,
lo que los alumnos necesitan es la cercanía del profesor y mucho mas cuando son
pequeños, necesitan saber que van a ser apoyados en cualquier momento si tienen
algún tipo de hobby y también saber que la escuela no es nada malo, como se
pensaba antiguamente, y por ello tenían fobia o miedo a ir a la escuela.
Como podemos ver al final del vídeo, los niños
acaban por revelarse y por destrozar la escuela y “quemar” al profesor. Esto
nos hace pensar que si hacemos monótonas nuestra labor como docente e imponemos
el respeto y el miedo a los niños, va a haber un momento en el que estos se
revelen y puedan acabar con nuestra labor. Los docentes debemos saber cómo hacernos
respetar sin llegar a la violencia o al miedo sino respetándolos nosotros
también y tratándolos con cariño y aprecio. Debemos educarlos en valores, en
conocimientos y en actitudes, para que sean unos adultos competentes y sanos
psíquicamente, y aprecien y quieran a la escuela, teniendo la concepción de
esta como un lugar que ayudará a cumplir sus propósitos y sus sueños.
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